Pelo Erectus: dígase de aquel cabello que, aún en la más tierna primavera del ser humano, se mantiene viril, en punta y mirando con descaro a los distintos puntos cardinales allá por donde pasa. Abundante, lleno de pigmento natural, brilloso y desenfadado no importándole las leyes de la gravedad, donde la flacidez y el desmayo es algo que parece que no le atañe. La llegada del otoño abre las puertas al ciclo del invierno “inevitable paso del tiempo” donde nuestra juventud hormonal empieza a decrecer y nuestras células empiezan a ser mas perezosas y dejan de multiplicarse con la misma intensidad. Todo empieza entonces a decaer y nuestros cabellos que no podían ser menos empiezan a abandonarnos dejando serios rastros en peines, cepillos, almohadas, lavabos, bañeras y hombros. Todos con cara de espanto somos testigos de tal hecho lento, cruel y despiadado, donde nuestra imagen comienza el camino de la madurez y la lucha por la eterna juventud.
Creo que todos esperamos con ansiedad la nueva pastilla: el viagra del cabello. Aunque mientras acaban los ensayos, se comercialice y nuestros cabellos consigan la erección tan anhelada de años pasados, aún pasarán algunas estaciones.
Todo esto que os cuento me viene a la cabeza mientras miro los resultados de una encuesta que una importante casa comercial ha realizado entre hábitos de consumo dando como resultado, por primera vez, que el corte de cabello es tres puntos superior en demanda de servicio en nuestras peluquerías que el servicio de color.
Nuestras clientas empiezan a valorar y a demandar un buen corte de cabello donde prime la libertad del movimiento, donde salir del gimnasio o de la ducha no sea una pesadilla, un corte de cabello transformable y tan practico que no necesiten de nuestros servicios hasta que de nuevo su crecimiento rompa los ángulos y simetrías que nosotros, amos y señores de las tijeras, hemos sido capaces de componer y volver a construir.
El corte de cabello, muchas veces un poco olvidado en su importancia en incremento del servicio de color, nos ha hecho olvidar lo importante que es la técnica de corte y sobre todo su valoración en el momento de cobrarlo. Aún en muchos salones de España un color es más caro que un corte de cabello… “Os lo juro hermanos”.
La nueva realidad socio-económica nos aboca inevitablemente en un cliente con necesidades muy diferentes a las que conocíamos hasta hace muy pocos años. Cuidar seriamente los cabellos de nuestros clientes, como el maná que necesitamos constantemente, con tratamientos de verdad. Que no nos vendan vitaminas y “crecepelos” las casas comerciales. Nos han de vender servicio, técnica y diagnostico para saber que les damos a nuestros clientes y actuar con un criterio muy profesional, por lo menos hasta que llegue el viagra.
Del corte, si sigue la tendencia de crecimiento en nuestros salones, supongo que ya habrán cogido nota las casas comerciales, las que juegan hábilmente con la profesionalidad del peluquero y luego lo trasladan al mercado del gran consumo en cajitas con kit de todo preparado, prometiendo a nuestras clientas un color magnífico, maravilloso y fácil de realizar. Sigo suponiendo, que suponer no me cuesta nada, que a estas horas ya estarán preparando el pack de corte de cabello en cajita y en estantería de supermercado. Por que como siempre ha sido, y es, el pastel económico de este sector ha sido para ellas.
Eso sí, hasta que el peluquero despierte y compruebe que el “PELO ERECTUS” no es una utopía sino una realidad.
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