jueves, 9 de diciembre de 2010

PELUQUERIAS HAPPY

´´PELUQUERÍAS HAPPY´´


Leopoldo: Leo para los más íntimos. Jefe y propietario de un salón medio de una ciudad española. Le salieron los dientes entre los pelos y los bigudíes del negocio familiar. Su percepción empresarial es que excepto él todo el personal de su peluquería, empleados como él los llama, son unos vagos, no tienen iniciativa ni calificación profesional.
Juana: Juani, su nombre de batalla. Esposa de Leo. Peluquera de vocación. Sus muñecas fueron sus primeras clientas y siempre ha trabajado a la sombra de su marido. La relación con las personas asalariadas, a las que llaman equipo, es el justo. No hay que mezclar sentimientos, pues Leopoldo así siempre lo ha sugerido.
Josefa: Pepi para sus clientas. Oficiala de primera, simpática y parlanchina. Once años trabajando con Leopoldo. Casada, con dos niños e hipotecada de un adosado que disfrutarán, libres de cargas, sus nietos. Gracias a las comisiones e incentivos mensuales consigue salir de la media mileurista de su sector. Su objetivo diario es hacer servicios y vender productos. Su creatividad no tiene premio, así que no la utiliza, en un espacio donde pasa la mayor cantidad de horas de su vida, si no contamos las que duerme.
La teoría de Leopoldo, a instancias de llevar su negocio, se basa en lo que aprendió de su familia y de los cursos de marketing a los que siempre, bajo pedido comercial de productos, ha asistido puntualmente. Recompensas, incentivos a corto plazo, pagos por resultados, obediencia y castigos. Todo ello “= a” MOTIVACIÓN EMPRESARIAL. ¡Plas!,... ¡plas!,… ¡bien!,... aunque a pesar de llevarlo a rajatabla, en el negocio de Leo no suben los beneficios económicos, sino todo lo contrario. Año tras año los beneficios retroceden. Juani siempre exclama que los tiempos de antes si que eran buenos, aunque más por suerte que por desgracia ya nunca volverán a ser iguales.
Tengo la plena convicción de que ha llegado el momento de mirar adelante para los que queramos sobrevivir a la nueva era socioeconómica del siglo XXI. Las nuevas empresas con éxito nos están diciendo “¡Copiadme malditos! ¡Copiadme!, y convertid vuestros negocios o peluquerías en espacios HAPPY” o como Luc Ferry proclama “Cuándo trabajamos somos a la vez libres”. Es decir, no motivar antes de trabajar, sino trabajar duro para estar motivados.
¿En nuestros espacios de trabajo, la producción es rutinaria o bien es algo creativo y artístico? ¿Entonces porqué seguimos empleando formulas del pasado? Yo nunca he pagado una comisión ni un incentivo a un colaborador mío. Nunca he instalado en mis bases empresariales “lo del premio y lo del castigo”. Siempre he fomentado la autonomía, después de explicar el propósito del camino a seguir para caminar juntos hacia el progreso continuo de nuestros intereses. No podemos erradicar la creatividad como a nuestra compañera Juani. El compromiso de un equipo es vital. Para ello, lo importante es que estén bien pagados para llegar a fin de mes y que consideren que lo que reciben es justo.
Quizás muchos de vosotros no me premiaréis ni compartiréis estas teorías. Yo sólo os pido que reflexionéis con este concepto empresarial, y a ejemplos me remito con empresas como Google, pues la mayoría de sus productos de éxito han surgido en momentos HAPPYS viendo nacer productos como Gmail o Google News.
Mi agradecimiento a todos los colaboradores que han pasado, a lo largo de mi trayectoria profesional, por mi taller de peluquería. Gracias por todo lo que aprendí de vosotros y sigo aprendiendo. Gracias por hacerme entender que la creatividad no tiene límites. Y gracias a todo ello, hoy comparto una peluquería HAPPY.

Julián Gijón
Asesor creativo-artístico de Kin Cosmetics
www.juliangijon.com

2 comentarios:

  1. tu espiritu de equipo siempre motiva

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  2. Molt ilustratiu, Julian. Es la linea a seguir, no hi ha altre camí... y la banda sonora ben be la podrian posar els REM amb el seu "shiny happy people" (brillante gente feliz)... com ho veus?

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