Cada mañana, cientos de miles de litros de agua caen de las alcachofas de las duchas a través de múltiples agujerillos diminutos perfectamente alineados y en diferentes formas y ángulos como ejércitos disciplinados, organizados y con una misión concreta: que el agua, a su paso por ellos, salga con la suficiente presión para que relaje nuestra masa muscular o despierte nuestro cuerpo al impactar con nuestra piel.
Ciento ocho mil peluqueros de este país, repartidos en treinta-i-cinco mil salones de diferentes colores, formas y tamaños, ejercitan, como si de un ritual se tratara, este acto cada mañana. Aunque entre otros tantos, reconozco que siempre alguno se escapará a merced del “chup-chup” en el sobaquillo y en el siempre socorrido bidet.
Todos nos preparamos diariamente para recibir una parte de las ciento setenta y ocho millones de visitas anuales que convertimos en servicios en nuestros salones. Todos abrimos nuestras puertas con la ilusión diaria de llenar, vender, convencer y ser los mejores de nuestro barrio, calle o ciudad. Tener la mejor clientela. Ofrecer los precios de los servicios a un punto que nos dignifique profesionalmente. Para ello, hemos de utilizar todas las estrategias que dispongamos y cuando acabe el día salgamos triunfantes, plenos de éxito o fama entre nuestros clientes.
Creo que muchos confundimos el éxito con la fama a lo largo de nuestra vida. La fama es efímera, superficial e igual que llega, a veces muy rápida, marcha con la misma sutileza al no disponer de los cimientos necesarios para su madurez. En cambio el éxito es algo que te lo ganas con esfuerzo diario, tesón y confianza en ti mismo. Tener éxito en cualquier faceta de tu vida es el portador de la felicidad y el bienestar mental de todo ser humano.
Encontrar el éxito es a veces más sencillo de lo que creemos en estos momentos que vivimos llenos de retos y progresos. Tomar buenas decisiones para afrontar los nuevos desafíos es vital para triunfar a nivel empresarial; confiar en uno mismo; ser audaz en todo momento; ser frio y calculador ante los problemas; ser optimista y siempre mirar hacia adelante; saber delegar y trabajar en equipo; disponer de un espíritu joven y emprendedor. Tener éxito a nivel personal es algo tan sencillo como hacer felices a los que nos rodean, superar cualquier bache, tener un hijo, plantar un árbol,…
Pero, en todo caso, tener éxito es volver a levantarte cuando te caes, es volver a empezar de nuevo, una, dos o tres mil veces si es necesario.
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