Los que si tenemos explorados y sabemos sus funciones a un nivel más que científico son los agujeros de nuestro cuerpo. Ocho en total: redondos, espirales, alargados, exagerados, diminutos, puntiagudos, retraídos,… Todos con una función imprescindible para la supervivencia humana.
No hablaré de todos, no por menos valor, si no por falta de espacio en esta página. Me centraré en los tres agujeros más importantes para nuestros negocios que son, sin lugar a dudas, clave para triunfar tanto a nivel profesional como personal.
Los tres están situados en la cabeza, también llamada coco, melón o cráneo. Dos son fijos, se encuentran en la parte parietal a la altura de la mandíbula y su oficio, a parte de producir cera, es escuchar. Y uno último situado en la parte baja de la cara, flanqueado por dos labios y teniendo multitud de funciones aunque su ministerio más importante es hablar. Nos da un resultado de dos orejas y una boca, lo cual nos proporciona doble capacidad de escuchar que la de hablar.
Una de las frases que nos dejo Hemingway, fue -“Tardé tres años en aprender a hablar y sesenta en aprender a escuchar”. Curiosa paradoja si lo analizamos y lo trasladamos a nuestra vida profesional.
Cuantas veces en nuestro quehacer diario, sumergidos en el vertiginoso compás de trabajo, nos centramos en ese mundo de estrés que casi siempre nos acaba envolviendo nuestro salón. Todo ello nos lleva a hablar y hablar, sin darnos cuenta muchas veces que las autenticas protagonistas son nuestras clientas, las cuales también hablan e intentan imponer su liderazgo en la conversación o en sus necesidades más inmediatas en ese momento. Aunque es tanta la ligereza y destreza de nuestra boca que las ondas que provocan taponan nuestras vagas orejas que no hacen más que escucharnos a nosotros mismos.
Saber aprender a callar, interesarnos por su historia no por la nuestra, mantener un contacto visual, observar a nuestras clientas, buscar minutos de silencio, hacer sentir a la persona que escuchamos que es importante para nosotros,… Muchas son las formulas con las que, si empezamos a poner en práctica, descubriremos que existe un mundo diferente a nuestro alrededor del cual desconocemos sus necesidades por no ejercitar el oído.
Tengamos la certeza que hoy todas las armas que utilicemos para mejorar nuestra función diaria son imprescindibles para triunfar. Dominar todas las facetas, incluida la psicología de nuestras clientas, pasa sin lugar a dudas por utilizar y potenciar los agujeros del éxito.
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