martes, 11 de octubre de 2011

CAMINO A LA ESPERANZA

             
   Bruselas, 10/03/2009

                Con el acuerdo tomado en esta fecha el IVA reducido al sector de las peluquerías, que nos beneficiaba temporalmente hasta finales del 2010, pasó a ser permanente. El ECOFIN (Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la UE) llegaba a este acuerdo. Éste fue posible tras vencer las reticencias de países como Alemania o Dinamarca y gracias a la buena gestión realizada por nuestra representación política encabezada por el ex ministro Pedro Solbes. Supieron con gran acierto hilar y tejer los difíciles entresijos de los pasillos políticos europeos.
                Para que todo esto fuera posible y que nuestros políticos defendieran nuestros intereses en Europa muchos fueron los que lucharon por hacer llegar esta propuesta al escenario político. Gremios, asociaciones y colectivos de casi todas las comunidades autónomas de España. He de confesar que yo, personalmente, estuve entre ellos como presidente del GPIC intentando poner mi granito de arena en aquella lucha de intereses económicos.

                Yo, idealista, pensador, soñador, luchador por la innovación, intuía en esos momentos que tal hecho podría ser una gran solución para la micro-peluquería de nuestro país. Tener una reducción del impuesto del valor añadido, y para siempre, nos permitiría inversiones para la mejora de nuestros salones y tener más recursos para prepararnos a nivel empresarial, técnica y artísticamente. Poder mirar de cara a cara a nuestros colegas europeos en poco tiempo. En definitiva estar preparados para poder afrontar con éxito la nueva peluquería del siglo XXI.

                
Han pasado ya varios años de aquella lucha y he de confesar que ahora me cuestiono si fue una buena decisión. Creo que la idea de tener un IVA reducido para nuestro sector no se ha aprovechado como realmente se pretendía. O como pretendíamos los ilusos soñadores e idealistas que pensamos con una visión plural y de conjunto. El argumento político para conseguirlo se basó en que nuestro sector donde la mano de obra es uno de los puntales importantísimos para el desarrollo de nuestro oficio. No quiero decir que dicho argumento no sea cierto pero ni eso hemos sido capaces de hacer: tener unas plantillas donde imperara el razonamiento y la visión de futuro de nuestros negocios. 

               
Hoy existen infinidad de micro-peluquerías en nuestro país dirigido por personas resentidas de cómo fueron tratados en sus empresas. Donde la palabra «jefe» o «jefa» aun suena con tono despectivo. Hemos confundido la palabra gestionar con la de controlar y eso ha matado la admiración mutua inherente para que la colaboración en equipo sea plausible. Aun tenemos como prioridad que un buen sistema informático funcione más contra el posible fraude de nuestros empleados que con la propia gestión de nuestro salón. De preocuparnos con excesivo celo de sus tiempos en los servicios que realizan. De pensar en qué pasaría si nosotros no estuviéramos allí para controlar... Y mil ejemplos más que ahora no citaré pero que todos sabemos. Con ello destruimos la creatividad de nuestro equipo de trabajo y convertimos nuestras empresas en una especie de comisaria donde se enquista su crecimiento y finalmente muere.

                No podemos dejar que ese virus contagie nuestro espacio de trabajo, ni que todos paguen el mismo precio de un mal colaborador. Todo es tan fácil como creer en él o despedirlo. Erradicarlo cueste lo que cueste.

                Siempre a lo largo de la historia de la humanidad lo más difícil de conseguir ha sido un buen líder y a ello me remito cuando a mi mente llega una frase del cantar del destierro del Mio Cid a la entrada de Burgos:
                ……… Y de los labios de todos sale la misma razón:
                ´´ ¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor! ´´……….

Julián Gijón
Asesor artístico-creativo de Kin Cosmetics